miedoNo tengas miedo a decir, "con gusto, yo puedo hacer algo por usted".

Cuando alguien te responde "Es que yo no puedo hacer nada", en realidad te dice todo al decirte nada; pero en el fondo, hay un enorme temor al futuro, a un futuro de poder hacer algo, a un futuro de poder decidir por si mismo a hacer nada, o a no poder hacer nada por decisión de otros.

Lo que es posible es que al negar el "puedo hacer nada" en realidad afirma que lo que está haciendo es construyendo un futuro de recuerdos que le lastimarán hasta sus últimos días. Sobretodo, si ese "no puedo hacer" no es una posición propia, sino producto del poder de terceros. Ese poder, de no poder; gravitará en la conciencia en un sentido bidimensional altamente subjetivo, pero és tán solido, como real es el pasado. Por un lado, la conciencia causal de quien escucha esta frase imposible; y, por el otro; la conciencia efectual de quien, por no poder, construye desde esa conciencia, en su memoria, un recuerdo eterno de incompetencia no siempre justificada. Cuando "no puedes hacer algo", sin temor, ese "no poder" se convierte en experiencia. Pero cuando niegas afirmando "no puedo hacer nada" porque te lo han ordenado, ese "no poder" se convierte en tu pesadilla, tu miedo más recurrente.

A veces se afirma que el que quiere puede, solo que cuando el que quiere puede y da la orden para que no se realice, lo que sí se puede. El subordinado aunque quiera, no puede hacer lo que quiere, debe, y sabe poder hacer por temor.

En este caso el temor no está subordinado, lo que se subordina es la conciencia; pues el temor, como el valor son "autos" propios, mientras que la conciencia no solo se subordina ante quien da la orden de manera legítima o ilegítima, sino que también se subordina ante quien requería de su apoyo. Son conciencias en "otredad". No contiene demasiada autoconciencia y ésta es la mas lamentable subordinación de la conciencia. Las conciencias de orden inferior [que son el cimiento y la simiente (sociogenética)] de nuestros (a veces no tan evidentes) modelos mentales.

El temor está íntimamente unido al valor y el valor (no valentía, valores), a los motivos; por tanto, el temor no es solo una emoción dolorosa, pues el temor siempre es real , aún cuando imaginario o irracional es una emoción regresiva que anula el potencial del valor de los valores expresados como actividad por cuanto evidentes; dependiendo el temor de la dinámica de los motivos y del caracter axiológico de las acciones personales. Una conciencia subordinada convierte a la persona desde un plano de dualidad en solitario como cómplice y víctima de su propia desgracia.

Recordando la frase: "El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños" (E. Roosevelt). Dicha de otra manera: El pasado pertenece a quienes cargan en su conciencia la "belleza" de sus propias pesadillas (que no sueños).

Hasta que un día despertarás y podrás darte cuenta que te queda menos tiempo para hacer las cosas buenas que realmente soñabas. Y que en razón de tu conciencia. (SUBORDINAL) evitaste durante algún momento de tu vida. Vida que nunca podrás olvidar. Vida que será siempre parte de tu memoria, de tu pasado eterno.

Y es ahí, desde ese pasado donde a esa conciencia, aún cuando subordinada, le salen dientes; y empieza a morder y a remorderse a sí misma. Se ensaliva, se deglute, pero nunca se asimila. Es una regurgitación ácida del pensamiento, una retroalimentación destructiva que lacera autodestruyendo aún más su casi nula realidad; su ausencia al decir todo diciendo nada, al decir nada, sin hacer todo. Nulidad perversa de incongruencia conciente cuando el acto de servir, se convierte en pecado.